miércoles, 23 de julio de 2008

Puntos de vista


Desde que descubrí a Edward Weston ya no miro las frutas de otra forma y sueño con el pimiento de su foto. Mi padre dice que el que presume de tomates, pocos se come y en donde vivo ahora se desata la guerra del tomate más Gordo, más bonito, el de mejor sabor y más lustroso.

Yo me quedo con éste, no sé si será de nuevo una señal o la naturaleza que es sabia y caprichosa y nos pone a tiro éstas preciosidades. No hay comparación posible cuando vas al huerto y, previamente equipado con navaja y puñado de sal en el bolsillo. agarras el tomate y lo abres por la mitad y lo degustas in situ mientras compartes una mirada cómplice, sin palabras, tan solo compartes el MMMMMMMMM mientras agitas la cabeza arriba y abajo.

Lo podría explicar mejor pero no es posible trasladaros la experiencia, es como el primer beso con lengua, como cuando acaba la tormenta y clarea y queda el olor húmedo y limpio de la tierra mojada, de las hojas caidas, como una buena chimenea reconfortante, como un tema de George Benson, como un buen encuentro en la calle, como un masaje a tiempo, como una derrota clara y asumida para un pesimista, como un jacuzzi debajo de un nogal en buena compañía.

Se deshace en la boca.

Pequeñas cosas, puntos de vista, grandes sabores escondidos en costumbres olvidadas como es sembrar, o criar lo que uno se come, con los cinco sentidos.

Primero con la vista.

El tomate, de mi padre.

Otro día os hablo de las cebollas del colorao en Conil y de las lechugas rosas del Ronquillo.

Abrazos y besos, sobre todo a los perdidos.

A ver si dan señales...

Pepe Ortega.

domingo, 20 de julio de 2008

Sin noticias de mi

Aunque parezca mentira y estemos a punto de tirar la toalla, siempre hay señales que nos recuerdan lo que es más importante en la vida. Señales que sólo hay que fijarse bién para verlas pues no hay nada peor en la vida que pasar por ella sin darse cuenta de lo que ésta nos ofrece.

Con respecto a mí, para aquellos que me han preguntado por mi ausencia, ni yo mismo lo se. Sólo se que escribo cuando quiero y que no tengo prisa.

Y que soy un buscador de detalles enfermo de los ojos, de la mente, quizá esté loco o no pero que importa. No quiero ser de un equipo o de otro y mi huella es liviana, no cuelgan de mi pecho las medallas pero llevo el peso firme de mi vida con mis manos, ellas son mi ejército.

Sobre todo en éste mundo donde tan a menudo las palabras se las lleva el viento. y la gente suele mirar hacia otro lado.

Falta poco para ver el Mar y embarcar camino de
Oesternesse, falta poco para ir al Faro a buscarme y si me encuentro, tendré al fin noticias de mi, del que verdaderamente soy.

Y eso es para uno mismo.

Y los muy allegados.

Saludos a tod@s, los invisibles, los tardíos, los nuevos, los viejos, los que no llaman y los que sí. Habrá reunión en Octubre.

Y recordad siempre que no hay nada que valga más que una mirada.

Pepe Ortega.