viernes, 14 de octubre de 2016

Mi Paraiso

Este es el sitio. Detrás de esas vallas se esconde la libertad. Es mi vista preferida. Todavía no he logrado hacer la foto que quiero en ese lugar, es como si no quisiera profanar el punto donde se unen los dos mares, el Faro de Trafalgar, En Caños de Meca.

Justo en el lugar en que el 21 de octubre de 1805 se libró una de las más famosas batallas de la historia, entre los ingleses, con el Almirante Horacio nelson al mando,que vencieron a una flota hispano- francesa capitaneada por Villeneuve y Gravina.

Me parece escuchar de lejos a los cañones, cuando me siento allí arriba, mirando al Mar, entorno los ojos y siento el Viento en mi cara...

Ésta foto esta dedicada a mi amigo del alma Marcelo, estábamos juntos cuando la tomé, un beso Amigo siempre.

A toda vela.

Todavía, no he he encontrado esa imagen soñada.
Tiene que ver con que además de fotografiar el faro, sea la mirada feliz de cuatro ojos.

Mirando y sintiendo... Lo mismo.

Sin pronunciar palabra.

Inventar la misma pero distinta manera de conquistarte.

Como si fuera la primera vez.

pepe Ortega.

Lo que queda...

Siempre habrá un mañana para los que creen, para los que saben incierto su destino, para los que arrojan sus lágrimas al mar. Siempre habrá lugares que nos recuerden lo soñado como si lo hubiéramos vivido y soltar ese Ay! suspiro profundo desde lo más hondo de nuestro ser.

Como el ave Fenix, debemos despojarnos de nuestras cenizas y renacer vigorosos para afrontar el resto, lo que queda de éste camino extraño, donde el hombre se empeña en tropezar cien veces con la misma piedra.

Quizá nos encontremos de nuevo caminando,
en el próximo cruce.

No creo en las despedidas,
pero sí en los encuentros.


Pepe ortega.
y te veo, lejana en la penumbra que me ciega como una mancha oscura pero reconocible, tu estás en la otra orilla y adivino el gesto que tienes en tu cara mojada por las lágrimas que me faltan a mi.

No dudes nunca más.

Desde la Libertad


Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)

La verdadera riqueza de la vida es la poesía de aquellos momentos en que fuimos conscientes de apreciar lo que ésta nos ofrece. La identidad de uno, no cabe en un carné y la crisis no es más que el resultado de un egoismo innato del ser humano para con sus congéneres.

Mientras tanto, la llegada del otoño se ha llevado a cabo de forma satisfactoria.

Un Abrazo a todos los que son.

Pepe Ortega.