Vuelvo a mirarlo, sigue su camino, hacia la izquierda, pasando por el Aljarafe hasta Sevilla, para mirar de cerca a la Giralda y jugar a dar vida a su veleta.
Cierro los ojos, me concentro y me dispongo a dar un salto mental con toda mi energía hacia arriba, levanto los brazos y cruzo la nubes, dejándolas atrás y llegando hasta el borde mismo del espacio. Respiro hondo, miro hacia fuera y bajo, de una vez.
Me siento como una pulga que acaba de dar un salto hasta el borde de una caja de zapatos.
Restos de mi viaje? Éste cielo que tomé para vosotros en éste empeño mío de mostrar un poco de mi mundo, un poco de mi Alma, sin ninguna pretensión más que dejaros unas pocas noticias de mí a esos amigos, los que están cerca, los que están lejos, no hace falta nombrarlos, sólo verlos de vez en cuando.
Abrazos y besos sinceros.
El tiempo no se pierde, se gana, se vive y se recuerda. Comienzo mi día, acabo mi noche.
Pepe Ortega.
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