En éstas fechas, las luces de la ciudad son imprevisibles, raras, aunque suele predominar el buén tiempo.Comienza la temporada taurina y la ciudad se llena de gentes de todas partes que vienen a disfrutar de las tardes de Toros en La Maestranza. Desde el Altozano, en Triana, la estatua de Juan Belmonte que esculpió Venancio Blanco y que recuerda el lugar donde toreaba de salón a tierna edad el pasmo de Triana, mira hacia la plaza de Toros, al otro lado del Río, como buscando recuerdos pasados de días de Gloriaen donde lo llevaban a hombros hasta la puerta misma de su casa...
En esta época del año los bares y restaurantes de la ciudad enriquecen el paladar de los que gustan de frecuentar los templos gastronómicos que hay por todos lados. Hay que saber hacer una "paraita" en el camino para reponer fuerzas y encarar los toros con el estómago lleno. La tapa de la foto es del retaurante la moneda, en la calle Almirantazgo, Sopa de galera a base de pan, ajo, aceite y Manzanilla de sanlucar a la que se adorna por encima con trozos de Galera. El rabanito es acompañante ideal de ese exquisito y sencillo manjar. Sabe como si le dieras un bocao a una Ola...
Y por supuesto para los que no les gusten los Toros siempre pueden echar un paseo tranquilo por los bajos del Marqués de Contadero, junto al Río. Hay una plataforma-chiringuito para tomar un refresco, un café o una copa disfrutando de una amable vista de la calle Betis y de la Torre del Oro mientras pasan las piraguas por esa fina lámina de Plata, meciéndose al compás de las olas, Hasta el atardecer...
se alquilan hidropedales.
Es la hora de disfrutar de la ciudad de las dos orillas. Para todos los que saben disfrutar. Pepe Ortega.