Hace muchos años, un millón de años antes de Cristo, las mejores cosas de la vida eran absolutamente gratis. Pero nadie apreciaba que el cielo fuera siempre azul. Nadie felicitaba a la Luna siempre nueva.
Así que decidieron que de vez en cuando se desvanecerían y que hubiera que pagar para recuperarlas. Para eso se inventaron las tormentas.
Y no debes asustarte, porque cada vez que llueve, cáen peniques del cielo.
¿No sabes que todas las nubes tienen peniques del cielo? verás como cae una fortuna por toda la ciudad, asegúrate de que pones el paraguas del revés. Cámbialos por unos rayos de Sol y unas flores.
Si quieres tener las cosas que quieres, tiene que haber lluvia, así que cuando escuches los truenos, no te ocultes debajo de un árbol, porque llueven peniques del cielo para tí y para mí.
Hay veces que el tiempo, avanza veinte años para encontrarte en un mismo momento y comprobar, que no ha cambiado nada.
Hay veces en que el continente, no puede contener al contenido.
Gracias por vuestra compañía, a todos los que son, a todos los que están, donde quiera que estén.
Abrazos fuertes.
Pepe Ortega.