
Como el ave Fenix, debemos despojarnos de nuestras cenizas y renacer vigorosos para afrontar el resto, lo que queda de éste camino extraño, donde el hombre se empeña en tropezar cien veces con la misma piedra.
Quizá nos encontremos de nuevo caminando,
en el próximo cruce.
No creo en las despedidas,
pero sí en los encuentros.
Pepe ortega.
2 comentarios:
Dos...
Siempre hay un mañana, siempre hemos de renacer, a veces, a diarío.
Me encantan los jazmines
Saludos
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